CRÓNICA DEL GR-48 CERRO MURIANO-LINARES BY MANOLO BONILLO

Pues ahí me nos tienes a Joaquín Rus y Yo, TREK 6500 y GHOST RT LECTOR TEAM, en el Muriano a eso de las 08:00 h de sábado 3 de abril, enfundados en nuestras indumentarias, portando nuestras mochilas llenas de ilusiones y dispuestos a comernos kilómetros y kilómetros.
Fotito de rigor, que mas adelante mostraré, y caminito para Obejo. La etapa hacia Villaharta- Obejo, la obviamos, puesto que la hicimos el domingo anterior y decidimos tirar para Obejo y desde el rio hacer ruta para alcanzar Adamuz. Así lo hicimos, camino, saltando vallas por la vera del rio, hasta llegar a carretera, si se le puede decir eso, descarnada y descuidada totalmente, pero que pasa por parajes que yo no conocía. Por detrás del campo de maniobras del Muriano, cruzando el guadalbarbo, llegamos al pantano de Guadalmellato, que estando en obras nos obliga a dar un rodeo por el tubo donde cruzamos para hacer la “ruta de los Pantanos”, volvemos hacia atrás y enganchamos la carretera, que hacia años que no pasaba, que nos lleva hasta Adamuz. Menudos repechos tiene, y si no preguntárselo a Paco Moreno, que todavía me acuerdo de aquellas rutas por esos lares.
Carreteras preciosas, sin tráfico, roto por el charlar amistoso de dos compañeros de fatiga que se conocen desde hace más de 20 años. Paradas, fotitos, risas, ….una delicia para la mente y el alma.
Llegada a Adamuz por camino antiguo, antigua vereda que unía Obejo y Pedro Abad , ascendemos y divisamos Adamuz. Constantemente está indicado, algunas balizas las han quitado desaprensivos, pero como vamos con el GPS y la Guía, que está superbién explicada, no hay problema, aunque algunas dudillas surgen, sobre todo mas adelante, pero es parte de la aventura.
Llegamos a Adamuz y tomamos dirección Algallarín por carretera que abandonamos y cogemos caminos antiguos por donde pasaban moriscos y dios sabe quien. Tramos de éste camino siguen con los empedrados de los romanos, joder que bien hechos estaban, aunque hace mas dificultoso las subidas, aunque con mi doble, la cosa es más cómoda. Entre olivares y soledad, a orilla del Guadalquivir durante buen tramo, barca antigua para pasar el rio hasta el siglo XX, cruzamos el rio por el puente, aquí en vez de girar a izquierdas y coger un sendero, tiramos de frente unos 3 km que luego tuvimos que volver para coger el camino viejo. Aquí es donde mas calzadas romanas empedradas hay y además se conservan perfectamente, es muy interesante. El camino a veces, se pierde, pero sigues las indicaciones o si no están, por que algunos desalmados las hayan quitado, sólo tienes que seguir las hileras de monte, que das con la siguiente indicación. Culminas subida y ves Montoro abrazada por el rio, precioso, cruzamos y tomamos en dirección a Marmolejo, salida por carretera que la abandonamos y cogemos camino muy bien delimitado, sobre todo por murallas de piedra. Cientos y cientos de metros de piedras, artesanalmente colocadas, perfectamente organizadas, que hacen que quedemos impresionados de la “trabajera” que se metieron. Este tramo es a veces dificultoso, llegamos al cruce de un arroyo que por las crecidas hubo que buscar mas delante de donde indican las señales su vadeo, lo hicimos y continuamos por caminos infinitos, subiendo. Ya va avanzando la tarde y entre parón y parón aprovechamos para comer algo, fotos, video, etc….
Cuando nos quedan unos 11 Km para Marmolejo y pensamos que está terminado, nos encontramos que descendemos hacia el rio Guadalquivir, en un lugar de ensueño, si no ya veréis las fotos, el camino se pierde un poco y con las bicis es más difícil aún. Nos obliga a meternos por una zona de ortigas que con los culotes cortos, hace que rabiemos durante unos minutos, pero como yo soy de campo, advierto que resistamos y no nos toquemos. Efectivamente el dolor y escozor pasa en unos 10 minutos, eso si interminables. Como el descenso en un principio se hace casi imposible con la bici, rodeamos un poco la zona peor de vegetación por un olivar para conectar más abajo con el sendero, por un lugar más transitable.
Ostia tú, senderillo guapísimo que hace que lo volvamos a subir un trecho, para dejar constancia en video (corto pero que da muestra de lo que digo). Llegamos a la orilla del rio, no sin dificultad, y sin caída mía sin muchas consecuencias. Mi compañero, que no me veía creía que era un jabalí “ARROLANDO MONTE”. Sólo leves arañazos y un golpecito en el tobillo que me lo ha dejado un poco dolorido y que durante el día siguiente me daría la lata, pero sin mayores consecuencias.
Por la orilla del Guadalquivir, sorteando arboles caídos por las riadas y crecidas, llegamos a la desembocadura del rio Yeguas, continuamos ascendiendo y llegamos a la presa del mismo rio, entramos en la provincia de Jaén, la llegada a Marmolejo por ese puente y ese balneario, es todo un triunfo, fotitos y para Marmolejo que nos espera la pensión, cervecitas con tapa y cena.

Cansados, llegamos a la pensión que nos recibe una señorita muy apañada, habitación, apañadita, duchita y un poco de hacer la colada para estar por la mañana arregladitos.
Después de la duchita, vuelta por Marmolejo, nos tomamos algunas cervecitas y acabamos junto a la pensión para comer y a la piltra.
Mi amigo “WAKI”, como le gusta que le llamen, se queda frito al instante, después de ver algo de tele, yo también me quedo dormido como un bendito. Serían las 22:30 h, cuando los dos roncamos a base de bien.
Por la mañana, desayuno molinero y sobre las 08:15 h, comenzamos la marcha. El día pinta mal, nublado, y nada mas salir comienza a “chispear”, ya todo el día estaremos con llovizna y algunas veces algo más fuerte, pero que le vamos hacer, es lo que hay.
Salida por el balneario, subida por carretera en dirección a la Virgen de la Cabeza (32 Km), es casi todo de ascenso, pero las vistas son magníficas del rio Yeguas. Pronto abandonamos la carreterilla y cogemos pista, es todo ascenso, y la cosa promete, en algunas zonas la pendiente se acusa, pero las vistas, el bosque y la soledad que vemos y sentimos es suficiente para olvidar el esfuerzo. Muchas veces le sugiero a mi camarada de fatigas que como decía mi profesor de filosofía, “OID EL SILENCIO”, y la verdad es que se oye, sólo la respiración acelerada rompe ese silencio. Seguimos ascendiendo y al llegar a la cima, unos coches nos adelantan, son gente de Villanueva, creo recordar, van a seguir a la Virgen de la Cabeza y volverán a los coches que los dejan en la orilla del camino. Ya iremos encontrando gente haciendo la ruta hasta la Virgen, aun con la adversidad del tiempo.
Y llega la sorpresa de la jornada, dejamos la pista y cogemos un sendero, maravilloso, no se me ocurre otro calificativo. Era total, vereda, entre arboles, monte, pinos, bajada, subida, “IMPRESIONANTE” tenemos algunas imágenes que lo atestiguan. Algún GAMO que otro se nos cruza por el camino, siempre y cuando guardes el silencio adecuado. Las vistas magníficas, el terreno exquisito, se agarra. Con la emoción y la adrenalina por las nubes, llegamos nosotros y la lluvia que arrecia, a la Virgen de la Cabeza. Una feria parece aquello, gente a porrillo, ¡¡¡¡¡con el tiempo tan malo¡¡¡¡¡¡, niebla, un poco frio.
Subimos a la iglesia, fotitos, entramos en la misa un instante y abajo a comprar unos bocatas entre toda la muchedumbre.
Nuestras caras, aún sin decir ni una palabra, reflejan la inquietud y el temor de lo que nos espera, sobre todo con el mal tiempo reinante; y es que empeora por momentos y en estas alturas, hasta niebla llega.
Después de tomarnos el bocata, vemos las cosas de otra manera y en un clarillo, salimos pitando hacia nuestra próxima parada “Viñas de Peñallana” unos 32 Km. Yo creía que bajaríamos por los “caracoles”, pero mi sorpresa es que bajamos por otro sitio, sendero sinuoso que en algún tramo tenemos que hacer pie a tierra por lo impracticable que se torna. Aquí en unas de éstas zonas, Waki se hace la picha un lio al subirse y besa el suelo, al verlo lleno de barro, me rio pero, el barro se torna rojo con la sangre de las heridas, afortunadamente sin mayores, consecuencias, pero que escuecen.
La lluvia sigue, ahora después de la bajada tomamos carretera, ésta con mucho tráfico de todos los peregrinos a la Virgen de la Cabeza. De constante subida, con la lluvia y el tráfico, se hace pesada y el impermeable, el cansancio y la mochila que hace daño en el cuello, la hacen todavía mas dura. Observo como mi compañero, debe poner un ritmo mas lento en la subida, aunque regular, lo que hace que con mi “¡¡¡¡ANSIA VIVA¡¡¡¡¡” de subir cuestas, lo deje a veces atrás, con el consiguiente sobre esfuerzo de intentar cogerme, lo que hace que sus fuerzas mermen más rápidamente. FALLO MIO, I´M SORRY.
Después de alguna foto en lo alto de la subida, recuperar fuerzas, llegamos a Viñas de Peñallana. Sin más, tomamos una carreterilla que se dirige hacia Baños de la Encina. Comienza aquí nuestro siguiente tramo de carretera y pistas que nos llevará a este pueblo emblemático de la Edad Media con su castillo. Como he dicho, la carreterilla tiene un primer tramo muy bien asfaltada, carretera de montaña, estrecha, sin tráfico, que transita por bosque de pinos, que muchas veces me recuerda a zonas de mi pueblo (Villaviciosa).Preciosos paisajes, ermitas de piedra, curvas infinitas,….una delicia La carretera se torna casi en camino, con asfalto descarnado de los años 50, zonas donde no existe el asfalto hasta que se convierte en pista. La carreterilla transita por zonas elevadas de la sierra, dando a los ojos unas impresionantes vistas.
Una vez en la pista, el terreno se torna más pesado por la llovizna, por lo que el cansancio se acumula. Por fin una bajada de unos 5 km, que hace que nos recuperemos algo, observando el paisaje, las ciervas,etc…..Llegamos a unas zonas de toboganes, en donde el toro bravo hace de nuestras delicias con estampas dignas de la mejor postal “Prados verdes con manadas de toros bravos”, toda una delicia. Tras recargar agua en una hacienda, que con toda amabilidad nos atendió su casera, nos vamos acercando a Baños, vemos su castillo imponente al fondo, el paisaje de pino, pasó a encina y ahora a olivos. Con ellos y nuestras pocas fuerzas llegamos a Baños, la cosa no estaba para subir al castillo por el camino empedrado, así que a 300 mts, nos volvemos. Nuestro destino había sido alcanzado, aunque ahora toca la etapa de enlace hacia Linares.
En principio Joaquín tenía pensado este enlace por caminos,(¡¡¡ como siempre éste Waki con ganas de agradar¡¡¡¡), pero sus pocas fuerzas y los 15 Km que nos quedan hace que desistamos y pongamos rumbo a nuestro final por carretera. No penséis que fácil fue, entre la lluvia y los sube y baja que tiene la dichosa carretera, nos costó, A LOS DOS, dios y ayuda conseguir nuestro objetivo, Gracias a Dios a las 18:00 Aprox. Alcanzamos la casa de los padres de mi amigo Waki, en donde después de hacernos la foto de rigor y la duchita reconfortante, su padre y su madre nos tenían preparado un festín del que dimos buena cuenta, gracias de corazón, cafelito y pá casa.
Y colorín colorado éste cuento se ha acabado.
Gracias a Waki por su compañía y camaradería. Por compartir estos momentos que no se repetirán jamás.
Desde aquí animo a realizar éstas “locuras” por que sin ellas no se puede vivir una vez las pruebas